November 03, 2009
La primera cagada del curso
Perderás 1’ 51”
La noche de la reunión de padres ya me lo dijo.
—Te pediré hora pronto para que me hagas una tutoría— y yo no le di más importancia.
La semana pasada María R me lo volvió a recordar.
—Dice mi madre que le des hora para hacerle una tutoría&mdash y yo no le di más importancia de la que tenía.
—Dile que se venga el martes 3 de 9:25h a 10:15h que a esa hora tengo la atención a padres. Díselo y si le va bien mañana me lo dices— le dije yo.
Y mañana era el jueves y los jueves yo tengo clase con ellos a última hora y ya no me dio tiempo de más.
Esta mañana a las 9:25h me estaba esperando en la puerta del instituto Ana María V, la madre de María R y yo me acordaba, me acordé ayer a media tarde, de que le tenía que hacer una tutoría; como el que hace una auditoría o una ecografía o una fechoría. Pero más me habría valido no acordarme porque la cara de asombro ante la situación a la que me enfrentaba me habría quedado más natural.
El viernes, después de confirmar la cita el jueves, sólo me dio tiempo a indagar en los resultados académicos y en el comportamiento en clase de María R con dos profesores: la de Matemáticas, a la que llamaremos Noelia, y el de Religión, un tal Fernando. Por no pasárseme, ni se me pasó por la cabeza en todo el fin de semana el reunirme conmigo mismo y consultarme cómo va María R en Inglés, que no va mal, todo sea dicho.
Así que esta mañana a las 9:25h ahí estaba yo tan feliz, con información relevante de dos asignaturas de nueve posibles y 50 minutos por delante para hacerle una tutoría a Ana María V, la madre de María R.
Del resultado final de la hora de tutoría mejor no hablar, muchas obviedades, buenas palabras y unos minutos pastosos que avanzaban muy despacio, lentísimos. Y en el despacho de enfrente la directora, atenta a cualquier movimiento sospechoso.
Para otra vez habrá que darle a las cosas la importancia que tienen o se correrá la voz de que mis tutorías no son lo que eran.
Y contar con que si el lunes es fiesta ese día poca información se puede pedir.
Docencia, Tutoría, Secundaria, Padres
Posted @ 21:10 by —Te pediré hora pronto para que me hagas una tutoría— y yo no le di más importancia.
La semana pasada María R me lo volvió a recordar.
—Dice mi madre que le des hora para hacerle una tutoría&mdash y yo no le di más importancia de la que tenía.
—Dile que se venga el martes 3 de 9:25h a 10:15h que a esa hora tengo la atención a padres. Díselo y si le va bien mañana me lo dices— le dije yo.
Y mañana era el jueves y los jueves yo tengo clase con ellos a última hora y ya no me dio tiempo de más.
Esta mañana a las 9:25h me estaba esperando en la puerta del instituto Ana María V, la madre de María R y yo me acordaba, me acordé ayer a media tarde, de que le tenía que hacer una tutoría; como el que hace una auditoría o una ecografía o una fechoría. Pero más me habría valido no acordarme porque la cara de asombro ante la situación a la que me enfrentaba me habría quedado más natural.
El viernes, después de confirmar la cita el jueves, sólo me dio tiempo a indagar en los resultados académicos y en el comportamiento en clase de María R con dos profesores: la de Matemáticas, a la que llamaremos Noelia, y el de Religión, un tal Fernando. Por no pasárseme, ni se me pasó por la cabeza en todo el fin de semana el reunirme conmigo mismo y consultarme cómo va María R en Inglés, que no va mal, todo sea dicho.
Así que esta mañana a las 9:25h ahí estaba yo tan feliz, con información relevante de dos asignaturas de nueve posibles y 50 minutos por delante para hacerle una tutoría a Ana María V, la madre de María R.
Del resultado final de la hora de tutoría mejor no hablar, muchas obviedades, buenas palabras y unos minutos pastosos que avanzaban muy despacio, lentísimos. Y en el despacho de enfrente la directora, atenta a cualquier movimiento sospechoso.
Para otra vez habrá que darle a las cosas la importancia que tienen o se correrá la voz de que mis tutorías no son lo que eran.
Y contar con que si el lunes es fiesta ese día poca información se puede pedir.
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Labels: curiosidades, docencia, historias


Quizá haya algún tesoro / muy dentro de mi entraña. / ¡Quién sabe si yo tengo / diamante en mi montaña / o tan sólo un pequeño pedazo de carbón! / Los árboles del bosque de mi isla / sois vosotros, mis versos.
Salen los niños alegres / de la escuela, / poniendo en el aire tibio / de abril canciones tiernas. / ¡Qué alegría tiene el hondo / silencio de la calleja! / Un silencio hecho pedazos / por risas de plata nueva.