March 21, 2015


No way to Norway


A día de hoy las probabilidades de hacer un viaje a Noruega son todavía más escasas de lo que hace seis años lo eran de viajar a Chipre.

Así que hasta que se alineen los astros nos tendremos que conformar con mirar este vídeo alucinante y soñar despiertos.


Y si el vídeo os deja con ganas de más, podéis volver a leer el solilokio en Noruega, ese diario de viaje que escribió Isabel Cebrián en 2013 durante su estancia por aquellos lares.

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March 19, 2015


El cerebrito de Brita


Cuando en septiembre me destinaron al puesto fronterizo desde el que escribo este año, lo primero que hice para celebrarlo fue fundirme la mitad de los puntos estrella que tenía acumulados por usar la tarjeta de LaCaixa.

El regalo elegido fue una jarra Brita modelo Marella, con un par de filtros. Porque una jarra filtrante sin filtros que filtren es como un perchero sin ganchos que enganchen o una silla sin patas y respaldo que nos respalden.

Agua fresca on Instagram Según indican las instrucciones del aparato, la jarra no es inteligente pero sí que es lista. En la tapa lleva una especie de contador electrónico dividido en cuatro partes porcentualmente iguales que hay que activar en cuanto uno coloca el filtro que filtra dentro de la jarra filtrante que sin filtro no filtra. Es lo que de ahora en adelante llamaremos El cerebrito de Brita.

En cuanto le aprietas el botón (ON), el cerebrito de Brita comienza a cavilar y el contador electrónico empieza a guiñarte el ojo. Primero 100%. Bebes más agua que nunca, porque la verdad es que el agua la filtra de maravilla y ni sabe ni huele ni tiene color marrón turbio ni nada de nada. La llenas una vez, y otra, venga chicos otra ronda que pago yo. Otra jarra. Y otra más. Tus riñones disfrutan, tus papilas gustativas se relajan como nunca. El grifo del fregadero va suave como la seda de tanto darle ferrete. Y lo que es mejor, el contador tiene las cuatro barritas completas, parpadeantes pero completas. Seguimos al 100%.

Abriendo y cerrando el grifo, filtra que te filtra y bebe que te beberé, se me pasa la semana volando y llega el viernes, día en que me desexilio, abandono el puesto fronterizo y regreso al bullicio de la urbe urbana. La jarra Brita y su cerebrito se quedan aquí. Me gustan, pero no es amor.

(El fin de semana) lo pongo entre paréntesis para desconectar.

El lunes vuelvo al puesto de vigilancia en la frontera y la jarra y su cerebrito siguen aquí tal como los dejé, ¡y me reciben marcando un 100%! Normal. Si no la he usado no ha funcionado y por lo tanto no ha descontado. Me echo un chupito y contento como una mona Cheetah me voy a dormir.

Pero el martes nada más levantarme, negros nubarrones se ciernen sobre mi alegría. El mísero chupito de la noche anterior ha hecho que la jarra disminuya un cuarto su capacidad filtrante en unas horas. ¿Cómo puede ser que en tan poco tiempo hayamos perdido tanto?

Durante la semana siguiente someto a la Marella a duros tests de esfuerzo. Llego a beberme siete litros de agua diarios; cocino con agua pura y cristalina; bebo té aunque no sean las cinco de la tarde. Y todo parece funcionar con normalidad. 75% por ciento desde primera hora del martes.

Pero al tercer martes nada más levantarme... Negros nubarrones se ciernen de nuevo sobre mi efímera alegría. En una noche, y sin chupito nocturno de por medio, perdemos otro 25% de capacidad purificadora. ¿Cuánta desgracia, no os parece?

Decido ser drástico. Abstinencia plena. Castidad acuática. ¡Viva la Pepsi-Cola! Durante la tercera semana no pruebo el agua. Ni una gota. Me ducho con la boca cerrada y me lavo los dientes en seco. Brita y su cerebrito están al 50%. Martes, miércoles, jueves y viernes. E imagino que sábado y domingo, porque el lunes cuando abro la garita seguimos a la mitad.

Pero el martes nada más levantarme, mis temores se confirman. Tras una semana sin darle uso, sin filtrar un mililitro, el martes a la hora exacta en la que se cumplen las tres semanas desde que activé el temporizador, el contador baja a un 25%.

Entonces lo vi claro. ¡Vaya timo! ¡Qué estafa! ¡Qué cuento tienen! Ni inteligencia artificial ni leches. Esta gente lo que quieren es vender filtros filtrantes a toda costa, bebas mucho o bebas poco. Seáis cinco o veinticinco en casa. ¡Sí que es listo el cerebrito!

Así que para el segundo mes eché cuentas: 7x4=28; cuatro fines de semana en la civilización hacen ocho días más; a veces deslato una cerveza para cenar, añadimos cuatro días al total; y de propina y para redondear sumamos quince, por decir un número. Total: que ayer martes, mitad de marzo y con ochenta días de retraso estrené el tercer filtro. A ver este cuánto lo estiro.

Y de ahí viene la famosa expresión «se me va a licuar el cerebro».

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Quizá haya algún tesoro / muy dentro de mi entraña. / ¡Quién sabe si yo tengo / diamante en mi montaña / o tan sólo un pequeño pedazo de carbón! / Los árboles del bosque de mi isla / sois vosotros, mis versos.

Salen los niños alegres / de la escuela, / poniendo en el aire tibio / de abril canciones tiernas. / ¡Qué alegría tiene el hondo / silencio de la calleja! / Un silencio hecho pedazos / por risas de plata nueva.


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