Que nadie se imagine que ser profesor de lo que sea consiste en entrar en clase, soltar el rollo, mandar unos ejercicios y marchar por donde has venido.

También hace falta tener alma de Guardia Civil o de Agente de Seguridad Privado (segurata en lenguaje callejero). A principio de curso se reparten unos turnos para hacer guardias, que pueden ser de tres tipos:

1. de recreo (voluntarias en este centro), dar vueltas por el patio vigilando que nadie fume tabaco ni otras sustancias tóxicas (porros en lenguaje coloquial);
2. de pasillos, vigilar durante los recreos que no se quede nadie en clase ni dando vueltas por los pasillos, que les encanta;
3. guardias guardias, consistentes en vigilar una clase cuando otro profesor está en el médico, enfermo, en un curso u otras mil historias.

A mi debe de ser que al no haber hecho la mili me pone poco lo de la marcialidad, así que cuando veo en el horario la palabra guardia me echo a temblar. Los últimos cuatro días me los he pasado en el pasillo, castigado, persiguiendo a los que entraban por una puerta para que salieran por la otra, escondiéndome en la sala de profesores un momento, volviendo a salir a ver si habían desaparecido por arte de magia. Un aburrimiento, y encima los dos recreos, el largo y el corto. Y con este fresco, pues a nadie le apetece estar en el patio...

Hasta mayo no me vuelve a tocar la vigilancia; lo malo que entonces serán ocho días seguidos, lo bueno, que como hará buen tiempo todos querrán salir a tomar el sol. Espero.

Docencia

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Estaba yo cavilando si escribir para todo el público en general, o escribir un texto personal e intransferible. Al final va a ser lo segundo.

La clave para poderlo leer es el nombre del protagonista de un libro que tenemos en común, todo en minúsculas, sólo el nombre de pila, ¿vale?, sin apellidos.

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Si es que el que no se entretiene es porque no quiere.

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He vuelto a picar. He estado una semana resistiéndome, pero al final, todo el anzuelo para dentro, con lombriz incluida.

Lo último que me había comprado fueron las tazas de Forges, y no todas. Luego, para mayo, sacaron una televisión plana LCD con lector de DVD incorporado, una de esas superofertas que últimamente hacen en El País. Entonces también piqué. La tele que tenemos en la cocina funciona perfectamente, pero hay que estar a la última, así que hice la reserva, me compré el periódico durante quince días, y a esperar...

Y en eso estamos, esperando desde mayo. Que si no tenemos, que si se retrasa la entrega, que ahora ya están, que sí que nos trajeron pero pocas, que déjanos el móvil y cuando tengamos más ya te llamaremos... así desde el 8 de junio, fecha en que empezaba el periodo de distribución. Ya no sé si volver a llamar a ver qué historia me cuentan, o el día que me llamen decirles que se la pongan prieta allí, que he perdido el interés.

Pero como decía, no aprendo de mis errores no forzados, y aunque dije que pasaba de promociones Paisinas desde lo de la tele, la semana pasada ofertan una maleta monísima, pequeñica y manejable, con funda interior acolchada para el ordenador, ¡por dios!, si es que es imposible decir que no... Total, que después de comer he llamado para hacer la reserva. Y nada más colgar he pensado: «¿Para qué quiero yo una maleta Fun&Basics? Si no viajo ni por equivocación. Otro chisme para recoger polvo en la habitación...»

Ahora habrá que ver cuánto tardan y si llega. Se admiten apuestas.

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Violencia, Machista, AI

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Una gran película.



Una gran pérdida.

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No acabo de entender a cuento de qué viene tanto misterio. Dice la contraportada:

Creemos que es importante leer esta novela sin saber de qué trata.

Será importante, pero no es fundamental. O será una novela de leer y tirar, porque por esa regla de tres nadie volvería a leérsela.

No me voy a colgar la medalla al mérito diciendo que en la página 12 había resuelto el enigma (entre otras cosas porque no es verdad y algo había ya leído sobre el argumento en algún sitio, ¿dónde?), pero a partir de la página 32 las cosas están bastante claras. ¿Y los juegos de palabras? Igual es cosa de lo que se pierde en la traducción, pero qué fáciles.

La novela me ha defraudado un poco, pero como ya escribí hablando de algún otro libro o película, que también a estas les ocurre, es más culpa de la publicidad exagerada, de tantas y tantas ediciones, de tanto éxito...

Por otra parte el libro engancha, sobre todo conforme se va acercando el final (que no, que no lo voy a destripar, que si la editorial no quiere que se sepa nada, no voy a llevarles yo la contraria).

La frase con la que me quedo:

Los soldados buenos no existen — dijo Shmuel.

La web oficial de John Boyne, el autor.

Libros, Leer, John Boyne, Salamandra

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Mira que cosa más chula.


Al menos en la foto, luego de cerca igual da miedo.

Fnac

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Los viernes, como los jueves, son bastante ralajados, una clase y luego guardias, preparación de clases, reuniones, y luego clases otra vez. Es decir, pierdes un poco el ritmo de la clase, el jaleo, el estar con los dos ojos abiertos para no perderte detalle de nada de lo que sucede. Y aprovechando este rato, escribo.

Ayer, a última hora de la mañana tenía clase con mis amigos de 2ESOC. Cuando estuve en la capital del Bajo Aragón turolense, ya me pasó que me tocó en suerte el más tonto de la comarca, entonces fue en tercero. Ahora, en pleno desierto de los Monegros me ha vuelto a pasar lo mismo, pero en segundo. El problema con esta gente es que se creen los más listos.

Alejandro es uno de esos que según dice a todos a los que le quieren oír, en cuanto cumpla los 16 años nos va a abandonar. Lo malo es que los hace en agosto, y por lo que parece hasta entonces vamos a tener que seguir soportándolo. No hace nada, de nada de nada. Hablar y dar por donde amargan los pepinos. Como el chaval tenga el día tonto, ya te puedes preparar, que no vas a poder hacer nada, de nada de nada. Y ayer tenía el día muy tonto. Llegó a clase tarde, y a los cinco minutos me pidió permiso para ir al baño. Permiso que le fue denegado por mi parte, no por nada, sino porque como dejes ir a uno al baño se crea un precedente que hace que asistamos a un desfile constante de personitas de la clase al baño y del baño a la clase. Y como son así, muchos se pierden por el camino, y se pasean por los pasillos, y se asoman a las ventanas de las aulas... Así que el que tenga necesidades mingitorias, o las hace entre clase y clase, o se aguanta.

A partir de entonces ya no hicimos otra cosa, cada cinco minutos me tuve que oír frases del tipo: «tío, déjame ir al baño que me meo», «¿me puedo mear en la papelera?», «¿y si me subo a la ventana y meo desde allí?» Resumiendo, que la cosa va para largo y tampoco vamos a entrar en detalles escabrosos, que los hubo. Cuando faltaban veinte minutos cogió la puerta y se fue, por su cuenta y riesgo. Y no volvió, claro.

Ahora le ha caído una amonestación, y ya está expulsado tres días, pero volverá. Y lo seguiremos aguantando, que para eso nos pagan.

Luego pasa lo que pasa.

Docencia

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Hoy estoy más inspirado que ayer, ¿alguien adivina por qué?

¿Cómo le va a traer nada Papá Noel si es un guarro?

Si no hicieran las paredes del grosor del papel de fumar, de estas cosas no me enteraría.

Tú lo has tirao, tú lo recoges, que yo no tengo que recoger tu meada. Que eres un guarro. ¡Qué guarro eres!

Y sin hacer ningún esfuerzo, que nadie se me imagine con un vaso pegado al tabique.

Overheard, Cotilla, Vecina

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La Comisión de Cultura de la Junta Municipal Casco Histórico de Zaragoza convoca el VI Concurso Fotográfico, con el fin de acercar a todos algunas de las zonas más relevantes o más bellas del Casco Histórico de nuestra ciudad, así como a los entusiastas del mundo de la fotografía.

La redacción es un poco rara, pero está copiada casi directamente del original.
El plazo acaba el día 23. En las bases del concurso lo explica.

Fotografía, Zaragoza, Concurso

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La clave secreta para poder leer este mensaje es: saturnino_caracol; sin cursivas.

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Cryptic, Claves, Secreto

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Con esta gente de 2ESOC es imposible aburrirte. Cuando no comen pipas en mitad de la clase, cazan moscas y las meten dentro de un boli, previa extracción de la carga de tinta, para «ver como follan» (el otro día, uno haciendo el anormal se tragó una).

Ayer sin saber por qué, Luis Ernesto me pregunta: ¿Tú ves Padre de Familia? Yo hago como que no he oído nada. ¿Tú ves Padre de Familia? Alguna vez lo he visto. ¿Y Futurama? ¿No ves Futurama? El mejor es Bender, o Blender, o como sea. Que no veo casi la tele, pero sí, alguna vez la he visto. El mejor es Bender. Vale, ya me he enterado. ¿Y los Simpson? ¿No ves los Simpson? Alguna vez, sí. A ver, dime el nombre de algún personaje de Los Simpson. Homer. No, dime otro. Bart. ¿Y cuál es tu personaje favorito? Duda; ¿el mío? El payaso, que no se como se llama. ¿El payaso? Ja, ja, ja... el payaso... Cuchicheos, bisbiseos, risitas... ¿Qué ha dicho? Que estés atento que si no te pierdes lo mejor de las clases. El payaso, el payaso...

Vamos a ver... silencio, que os voy a contar la historia del Simpsonizador... y bla, bla, bla (que no la voy a repetir aquí otra vez). Esta tarde lo probáis y mañana me contáis.

Martes; 2ª hora; el mismo Luis Ernesto de ayer, cuando aún no tenía los dos pies dentro de la clase: «Ayer me metí en el Simpsonizeme, pero va muy lento, y no te pareces nada, y te lo tienes que hacer tú, te tienes que poner el pelo, y la ropa...»

Pues chico, lo siento mucho, yo qué quieres que te diga.

Docencia, The Simpsons, Simpsonizador

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Transcripción
Calvin: Da un beso de buenas noches a Hobbes, mamá.
Hobbes: Si no te dan un beso de buenas noches, tienes sueños de Kafka.

Seguro que hoy no sueño una paranoia como la de ayer.

Calvin, Hobbes, Sueños, Comic

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Estoy en las fiestas de Castellote, o se celebra algo, algún acto privado porque hemos comido en un restaurante.

Con Pedro Luis y Calorías hemos estado desmontando algo, una moto, un Pasquali o algo así, hasta que nos lo hemos cargado y ha habido que llevarlo empujando hasta su sitio.

En el restaurante me mandan un mensaje al móvil diciendo que el Zaragoza había ganado 5-1 y yo digo: «¡Ahí va el Zaragoza!, 6-0»; y alguien dice, «5-1...»

Entramos y salimos constantemente del restaurante, pero cuando entro a comerme el postre (una especie de almojábana gigante rellena de helado de vainilla que al metértela en la boca se deshace como el Pastel Ruso) allí no queda ni postre ni nadie.

Volvemos andando a Castellote, todos casi en procesión, y al llegar está todo el mundo disfrazado. Hay una caseta como de un circo a la que me voy a meter, pero al ver que son disfraces paso de largo.

Al llegar al Caballón hay una especie de exposición, ferias, atracciones, y dos camiones espectaculares hechos con piezas de Lego. Jesús Figueras dice, pues yo voy a tocar algo, y mi madre dice, pues yo invito que es mi cumpleaños.

Saco la cámara y empiezo a hacer fotos a los camiones y a un puesto que hay de especias y hierbas aromáticas, que tiene arriba unos espejos que según como los enfocas hacen que la gente salga muy rara en las fotos.

En esas estoy cuando se acerca berreando la dueña del puesto, una mujer pakistaní o de por ahí, que cuando se da cuenta de que estoy haciendo fotos me pega en la cámara con una rama de palmera. Al principio no sé por qué lo hace pero luego caigo, pero yo sigo enfocando y disparando. De pronto aparece el marido hecho una fiera. Yo repito constantemente: «Estamos en un sitio público y tengo derecho a hacer fotos». Lo digo hasta en inglés a ver si me entienden. De vez en cuando miro a Jesús como pidiéndole ayuda, pero el tío pasa de todo.

La mujer se acerca y me quiere quitar la cámara. Se cae al suelo y se queda quieta como si se hubiera muerto. Vuelve a aparecer el marido con algo en las manos, un palo, un látigo o una especie de espada. Lo levanta, y cuando lo va a bajar para darme, me despierto.

Son las 3:10 a.m.

Castellote, Fiesta, Sueños

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De bueno que eres, eres tonto, maño.

La historia comienza cuando a principio de curso, como quien no quiere la cosa, nos dijeron desde las altas instancias de la administración educativa que este año lo del That's English pasaba de la Escuela de Adultos al Instituto, y que se buscaban voluntarios obligatorios para hacerse cargo de las tutorías... Yo con los críos pequeños no puedo; a mí con la jefatura de estudios me basta y me sobra; a mí en parte me apetece, pero no sé. Hombre, yo si lo tenemos que hacer nosotros, pues lo hago, que tampoco me importa. (Este soy yo). Y así unos días de espera, a ver si se agotan los plazos y a las altas instancias se les olvida el asunto, hasta que un martes, en una reunión informal, la otra candidata en la sombra me cuenta que sólo es una hora, que con lo que pagan a ella no le apetece, que ella pasa, pero que yo no me sienta obligado. No, claro. Blanco y en botella... hazlo tú, majo.

Así que de la noche a la mañana, me veo pluriempleado, teniendo que llamar a los alumnos a su casa desde mi 695 para ver a qué hora les viene bien que tengamos las tutorías, subiendo a la EOI de Huesca a buscar los DVDs y trabajando para un cuerpo al que, al fin y al cabo, no pertenezco.

¿En qué consiste mi labor? En dedicar una hora a la semana a 8 alumnos que hay matriculados en los tres niveles distintos.

Hello. How are you?
Fine, thanks, and you?
¿Has estudiado algo?
Me he mirado la primera unidad.
Bueno, pues tus 7 minutos se han acabado, seguimos la semana que viene.
Bye.

Así que como uno tiene su corazoncito... hemos quedado que aunque me paguen por una hora, como yo a las dos y cuarto acabo, si a alguien le va bien venir un poco antes y así nos da tiempo a hacer algo más que saludarnos, pues que venga, que yo las recibiré gustoso.


Si alguien más se quiere apuntar a las clases particulares, aún puede que le dejen. La atención promete ser personalizada. Y si a alguien le gusta madrugar, aquí tiene el calendario y el horario de emisión de los programas en Tve, la de todos.

Teaching, ESL, Docencia

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Algo hay. Creo. O igual son imaginaciones mías.

He aparcado detrás del instituto (ex-instituto) más que nada porque me conozco la zona y Huesca no es México D.F., y se puede ir andando a todos los sitios. He pasado por delante del instituto (ex) pero como era la hora de comer, no había nadie a quien saludar. Y he girado por la primera calle a la derecha, para enfilar dirección al parque, a ver las pajaritas, punto de peregrinación casi obligado.

Pues bien, en esa primera calle a la derecha, al final hay una esquina y una farola, normales ambas, no tienen nada de especial... O igual sí. Desde esa farola y en los 4 m² que tiene alrededor, si no me falla la memoria, realicé puede que haga un año más o menos, quizá un poco más ya, una de las primeras llamadas telefónicas de esas que luego se repitieron con bastante frecuencia, si no la primera. Luego vendrían muchas más, y desde la esquina de abajo, desde la acera de enfrente, desde la puerta del ex-instituto, desde dos calles más atrás, desde tres calles más aquí, etc. etc.

¿Quién me iba a decir a mi, que más de un año después, sin habernos puesto de acuerdo, sin saber que estaba en Huesca, sin saber que había pasado por la esquina y había hecho una foto, iba a volver a oír a mi gitanilla, así sin esperarlo?

Huesca, Casualidad, Telepatía

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Punto 1. Que si el 22 pasara lo que hemos hablado, a mi sería la tercera vez que me tocara el gordo, porque en septiembre del año pasado no me tocó un poquito, me tocó el gordo, la pedrea, las posturas, el reintegro y el complementario todo en una tarde.

Punto 2. [Puede resultar un poco desagradable, aviso a navegantes] En mi afán por atraer a la suerte, he pisado, involuntariamente, claro, una zurraspa de campeonato esta noche cuando paseaba a Eder.

Punto 3. Mi más sincero agradecimiento por la llamada, parece una tontería, pero el teatro ha estado genial, hacía una tarde buenísima, y porque estamos en otoño y ya era de noche, pero casi cantaban los pajarillos.

Punto 4. Te quiero, tormento.

Personal

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Ikea

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Ha dicho el comandante Maldonado que como en la media hora siguiente se me ocurra volver a llamar, me va a meter un puro que me voy a enterar.

Hay que ver qué carácter tienen algunos. Todo por la patria, todo por la patria... ¡Y una m*****!

Voy a probar a ver si no se han ido todos de puente en el 091...

Policía, Guardia Civil

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Esta es la historia de un hombre al que yo definiría como un buscador... Un buscador es alguien que busca, no necesariamente alguien que encuentra. Tampoco es alguien que, necesariamente, sabe qué es lo que está buscando, es simplemente alguien para quien su vida es una búsqueda.

Un día, el buscador sintió que debía ir hacia la ciudad de Kammir. El había aprendido a hacer caso riguroso a estas sensaciones que venían de un lugar desconocido de sí mismo, así dejó todo y partió.

Después de dos días de marcha por los polvorientos caminos divisó, a lo lejos, Kammir. Un poco antes de llegar al pueblo, una colina a la derecha del sendero le llamó mucho la atención. Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros y flores encantadoras; la rodeaba por completo una especie de valla pequeña de madera lustrada... Una portezuela de bronce invitaba a entrar. De pronto, sintió que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar por un momento en ese lugar.

El buscador traspasó el portal y empezó a caminar lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar, entre los árboles. Dejó que sus ojos se posaran como mariposas en cada detalle de este paraíso multicolor. Sus ojos eran los de un buscador, y quizás por eso descubrió, sobre una de las piedras, aquella inscripción: Abdul Tareg, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días.

Se sobrecogió un poco al darse cuenta de que esa piedra no era simplemente una piedra, era una lápida. Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en ese lugar.

Mirando a su alrededor el hombre se dio cuenta de que la piedra de al lado también tenía una inscripción. Se acercó a leerla, decía: Yamir Kalib, vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas. El buscador se sintió terriblemente conmocionado. Este hermoso lugar era un cementerio y cada piedra, una tumba.

Una por una, empezó a leer las lápidas. Todas tenían inscripciones similares, un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto. Pero lo que lo conectó con el espanto, fue comprobar que el que más tiempo había vivido sobrepasaba apenas los 11 años...

Embargado por un dolor terrible se sentó y se puso a llorar. El cuidador del cementerio, pasaba por ahí y se acercó. Lo miró llorar por un rato en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar.

- No, ningún familiar - dijo el buscador - ¿qué pasa con este pueblo?, ¿qué cosa tan terrible hay en esta ciudad?, ¿por qué tantos niños muertos enterrados en este lugar?, ¿cuál es la horrible maldición que pesa sobre esta gente, que los ha obligado a construir un cementerio de chicos?

El anciano se sonrió y dijo:

- Puede usted serenarse. No hay tal maldición. Lo que pasa es que aquí tenemos una vieja costumbre. Le contaré...

Cuando un joven cumple 15 años sus padres le regalan una libreta, como ésta que tengo aquí, colgada al cuello.

Y es tradición entre nosotros que a partir de allí,, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abra la libreta y anota en ella: a la izquierda, qué fue lo disfrutado... a la derecha, cuánto tiempo duró el gozo.

Conoció a su novia, y se enamoró de ella. ¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla?, ¿una semana?, ¿dos?, ¿tres semanas y media?...

Y después... la emoción del primer beso, el placer maravilloso del primer beso, ¿cuánto duró?, ¿el minuto y medio del beso?, ¿dos días?, ¿una semana?... ¿Y el embarazo o el nacimiento de su primer hijo..? ¿Y el casamiento de los amigos..? ¿Y el viaje más deseado..? ¿Y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano..?

¿Cuánto tiempo duró el disfrutar de estas situaciones?... ¿horas?, ¿días? Así vamos anotando en la libreta cada momento que disfrutamos... cada momento.
Cuando alguien muere, es nuestra costumbre, abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado, para escribirlo sobre su tumba, porque ese es, para nosotros, el único y verdadero tiempo vivido.

Cuento, Vida, Bucay, Muerte

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