October 07, 2008
Curso 2008-2009; experiencia Erasmus
El colegio es una especie de Castillo de Hogwarts donde sólo faltan Harry Potter y el profesor Dumbledore.
Estamos sentados alrededor de una mesa larga de madera hablando. Hablando de lo dura que es la vida de los Erasmus, de lo pronto que se gasta el dinero, y yo mientras juego con un billete de 5,00€, que es lo único que tengo para gastarme ese día.
Estamos esperando que vaya llegando todo el mundo para ir a tomarnos unas cervezas todos juntos. De repente, uno que también está de Erasmus pero que es mucho mayor que los demás porque estamos gente muy variopinta, dice que sí, que sí, que se nos va pronto el dinero pero que seguro que todos tenemos cámara digital, de fotos, de vídeo, tropecientos cachivaches, vamos. A mí se me empezaba a caer la cara de vergüenza cuando hay alguien que empieza a enumerar todas sus pertenencias tecnológicas y pienso, uff, menos mal.
Al salir del colegio me doy cuenta de que el tío que sale delante de mí lleva tatuado en la nuca, un poco más abajo del cuello, la palabra «Orctibus» o algo así con tinta roja.
A la que llevamos un poco andando llegamos a una catedral que tiene una especie de entrada toda verde de césped y justo en la zona de la puerta hay una alfombra de pétalos de almendro que se van cayendo de los árboles del jardín. Al acercarnos se mueve algo en lo que es la portada de la iglesia y saco la cámara de fotos y echo a correr para allí, para hacerle una foto al cuervo, pero al estar más cerca y enfocar con la cámara, que enfocaba muy despacio, me doy cuenta de que no es un cuervo gigante sino dos monos, dos mandriles con el pelo muy brillante y cara de pocos amigos y que empiezan a coger piñas del suelo y nos las tiran para que no les hagamos fotos, pero yo sigo disparando que los monos valen la pena.
De pronto se abren las puertas de la catedral y empieza a sonar la alarma del móvil. Ya son las 6:20h.
Personal, Sueños
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Estamos sentados alrededor de una mesa larga de madera hablando. Hablando de lo dura que es la vida de los Erasmus, de lo pronto que se gasta el dinero, y yo mientras juego con un billete de 5,00€, que es lo único que tengo para gastarme ese día.
Estamos esperando que vaya llegando todo el mundo para ir a tomarnos unas cervezas todos juntos. De repente, uno que también está de Erasmus pero que es mucho mayor que los demás porque estamos gente muy variopinta, dice que sí, que sí, que se nos va pronto el dinero pero que seguro que todos tenemos cámara digital, de fotos, de vídeo, tropecientos cachivaches, vamos. A mí se me empezaba a caer la cara de vergüenza cuando hay alguien que empieza a enumerar todas sus pertenencias tecnológicas y pienso, uff, menos mal.
Al salir del colegio me doy cuenta de que el tío que sale delante de mí lleva tatuado en la nuca, un poco más abajo del cuello, la palabra «Orctibus» o algo así con tinta roja.
A la que llevamos un poco andando llegamos a una catedral que tiene una especie de entrada toda verde de césped y justo en la zona de la puerta hay una alfombra de pétalos de almendro que se van cayendo de los árboles del jardín. Al acercarnos se mueve algo en lo que es la portada de la iglesia y saco la cámara de fotos y echo a correr para allí, para hacerle una foto al cuervo, pero al estar más cerca y enfocar con la cámara, que enfocaba muy despacio, me doy cuenta de que no es un cuervo gigante sino dos monos, dos mandriles con el pelo muy brillante y cara de pocos amigos y que empiezan a coger piñas del suelo y nos las tiran para que no les hagamos fotos, pero yo sigo disparando que los monos valen la pena.
De pronto se abren las puertas de la catedral y empieza a sonar la alarma del móvil. Ya son las 6:20h.
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