Estaba ayer intentando hacer limpieza de agendas, tirarlas quiero decir, agendas de estas que te regalan en la Fnac cuando te gastas una cantidad importante de dinero, porque, ¿qué sentido tiene guardar una agenda? ¿Saber que el día no sé cuántos, del mes tal, del año X, me mandaron un catálogo de la Royal Shakespeare Company? Sí, cosas de esa importancia me apuntaba, en pasado, porque ahora al tener un blog como los modernos, las cosas que se me ocurren las apunto aquí, y yo nunca he sido capaz de llevar un diario, aunque me gustaría.

Estaba en esa labor entretenida cuando encontré dentro de un maletín azul unos manuscritos asombrosos, por lo bien conservados que están a pesar del tiempo transcurrido y por lo que en ellos se cuenta.

Durante el viaje de estudios de 8º de EGB, largo trayecto en autobús Zaragoza-Andalucía, mi amigo Jesús (Fleesa para los amigos) y el que esto escribe (yo) nos transmutamos en Rafa y Ramón, una especie de poetas urbanos, y escribimos estas coplillas que a continuación reproduzco:

Querido «Jamfri»:
Te escribimos esta carta para comunicarte que han sacado un nuevo gel para la bigotera y tu rasposa patilla.
Tus abductores, pectorales, biceps... no se pueden comparar con la humanidad. Tus caladas de tabaco impresionan a los pitillos. Tu mierda detrás de la oreja y tu olor a semen de burra corrompida, exportada de Colonia. Tus mechones de pelo y tu tupé de Jamfri, dejan asombrada a cualquier profesional del amor. En fin, Serafín, el caso es que podías haber venido al viaje.
Que te penetren pronto:

Rafa y Ramón

Sobra decir que visto desde la distancia estas coplillas dan un poco (bastante) de pena y de vergüenza, tanto por el vocabulario, como por la falta de ritmo poético, pero no dejan de ser pecadillos de juventud...

Jamfri (debería ser Humphrey) era un tío que iba a 8ºA, nosotros íbamos al B, que pegó el estirón antes que nosotros, y que como era de esperar se llevaba a las niñas de calle. Y nosotros no lo podíamos ni ver. El chaval tenía su punto gracioso, se lo tenía tan creído que nosotros nos partíamos el pecho con él. Era moreno como un tizón, repeinado siempre, engominado, y puede que algún día viniera al colegio con americana (o igual era sombrero), de ahí lo de Humphrey. Y fumaba. Dios cómo fumaba, ¡qué estilo!

La pregunta pertinente ahora es ¿por qué salen estos documentos a la luz, después de 18 años? Pues no es fácil la respuesta, quizá porque así pueda llegar a comprender qué les pasa por la cabeza a mis queridos discípulos de 2º de la ESO, qué es lo que les impulsa a comportarse de la manera que lo hacen. ¿Qué tienen dentro del cráneo? Pues sencillamente lo mismo que tenía yo. Así que lo mejor cuando tengan el día tonto será sulfurarse lo justo.

Tenemos coplillas, todas del mismo nivel, al Sol, a Simón, al intestino, a George Michael... pero para que la cosa no quede muy larga amenazo con hacerlas públicas en próximas entregas.

Docencia, Colegio, EGB

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