January 22, 2006
Uno de treinta
El jueves, o el miércoles, cuando volvía en el autobús me leí el primer libro de los treinta que se supone que me he de leer este año. Fue por razones de trabajo, obviamente, y con apenas treinta páginas el esfuerzo no fue grande. En cuanto lo cerré, tenía el estomago revuelto, no porque fuera una historia dura, sino porque leer en un autobús nunca me ha sentado del todo bien.
El libro se titula Starman; es una historia un tanto extraña de la que según los alumnos de 1º ESO que son los que se la habían de leer no han entendido nada.
Esta tarde tendría que leerme dos más, uno para los de 2º y otro que tienen los de 3º, pero no sé si me dará tiempo, aunque el de 2º es más fácil que el de 1º.
El libro se titula Starman; es una historia un tanto extraña de la que según los alumnos de 1º ESO que son los que se la habían de leer no han entendido nada.
Esta tarde tendría que leerme dos más, uno para los de 2º y otro que tienen los de 3º, pero no sé si me dará tiempo, aunque el de 2º es más fácil que el de 1º.
Quizá haya algún tesoro / muy dentro de mi entraña. / ¡Quién sabe si yo tengo / diamante en mi montaña / o tan sólo un pequeño pedazo de carbón! / Los árboles del bosque de mi isla / sois vosotros, mis versos.
Salen los niños alegres / de la escuela, / poniendo en el aire tibio / de abril canciones tiernas. / ¡Qué alegría tiene el hondo / silencio de la calleja! / Un silencio hecho pedazos / por risas de plata nueva.