January 14, 2006
El segundo
Perderás 1’ 14”
No ha sido la «postura», que ha sido el segundo premio. El primer premio consistía en una plaza en un CEA de Zaragoza; el segundo, una bonita plaza que me ha sido adjudicada esta mañana; el tercer premio ha resultado ser otra plaza en un CEA, pero en este caso no en la capital, sino en la misma localidad que tendrá el placer de acogerme a partir de media mañana del lunes; el cuarto premio, la tan traída y llevada «postura», te ofrecía la posibilidad de trabajar en un bonito paraje pirenaico, cercano a Lleida y Francia más que a el sitio desde el que escribo.
¡Qué nervios! Tengo una cantidad parecida de nervios y de ilusión, me apetece volver a entrar en un aula, en un instituto, estar rodeado de juventud por los cuatro costados, me apetece volver a ver la vida un poco como la ve un adolescente, ver que las cosas no cambian mucho... pero al mismo tiempo me impresiona volver a enfrentarme, no en sentido belicista, sino en el sentido de ponerme frente a un grupo de jovenes que te miran con una cara que parece que acabes de bajar de un O.V.N.I. y que lo que les vas a contar les interesa casi tanto como nada. Pero ésta ya no será la primera vez, y espero que no tenga que desear que se abra un agujero en la pizarra y se me trague, la experiencia es escasa, pero siempre es mejor que nada. Ya estaba pensando esta tarde qué podríamos hacer el primer día... aunque con tanto viaje igual no me da tiempo ni a pasar lista el lunes. De momento, no sé si salirme un momento al «jardín botánico», que resulta ser una fuente de inspiración enorme o meterme en la clase de Mestre Tites, para aprender algo.
¡Qué nervios! Tengo una cantidad parecida de nervios y de ilusión, me apetece volver a entrar en un aula, en un instituto, estar rodeado de juventud por los cuatro costados, me apetece volver a ver la vida un poco como la ve un adolescente, ver que las cosas no cambian mucho... pero al mismo tiempo me impresiona volver a enfrentarme, no en sentido belicista, sino en el sentido de ponerme frente a un grupo de jovenes que te miran con una cara que parece que acabes de bajar de un O.V.N.I. y que lo que les vas a contar les interesa casi tanto como nada. Pero ésta ya no será la primera vez, y espero que no tenga que desear que se abra un agujero en la pizarra y se me trague, la experiencia es escasa, pero siempre es mejor que nada. Ya estaba pensando esta tarde qué podríamos hacer el primer día... aunque con tanto viaje igual no me da tiempo ni a pasar lista el lunes. De momento, no sé si salirme un momento al «jardín botánico», que resulta ser una fuente de inspiración enorme o meterme en la clase de Mestre Tites, para aprender algo.


Quizá haya algún tesoro / muy dentro de mi entraña. / ¡Quién sabe si yo tengo / diamante en mi montaña / o tan sólo un pequeño pedazo de carbón! / Los árboles del bosque de mi isla / sois vosotros, mis versos.
Salen los niños alegres / de la escuela, / poniendo en el aire tibio / de abril canciones tiernas. / ¡Qué alegría tiene el hondo / silencio de la calleja! / Un silencio hecho pedazos / por risas de plata nueva.