November 15, 2005


La noche se desgasta


Hace un rato que te miro, y como no me dices nada pues...
¿Pues qué?
Pues nada, que ya te digo yo.
Muy bien, ¿y?
Creo que tú también me mirabas a mi, ¿no?
Puede ser, he mirado a todos los que han pasado por delante de mi, sí.
¿Y?
Pues eso.
¿Quieres que vuelva a pasar?
¿Para?
A ver si sientes algo, ¿o tú no crees en el flechazo?
Ja. Ja. Ja. Muy original. No creo que haga falta que pases otra vez.
Que no me importa. Mira, vuelvo a pasar, te fijas bien y a ver si descubres algo.
Oye, te tengo delante, así que ya me estoy fijando.
¿Y?
Bueno, he visto cosas mejores en mi vida, pero esta noche eres el único que se ha acercado a decirme algo. Por algo se empieza. Además no tengo nada mejor que hacer. Ya me ves.
Eso pensaba yo. Me parecía un poco raro que alguien tan interesante estuviera sola y agarrada a un vaso tanto rato.
¿Esto? Es que bebo para olvidar, pero tengo muy buena memoria. Tengo cosas metidas en mi cabeza de las que me gustaría olvidarme, pero no lo consigo.
Es difícil luchar contra eso.
Mucho. No dejo de pensar en cómo sacármelas de encima. Pero cuantas más vueltas les doy, las cabronas se meten más adentro y parece que echen raíces.
Yo tengo un truco. No pienses. Mejor imagina. Imagina que estamos por ejemplo en otra ciudad, ¿vale?, en otro sitio. A ver, ¿dónde te gustaría estar ahora? Venga, imagina.
¿Ahora? no me importaría estar en algún sitio grande, una ciudad enorme. En el extranjero a poder ser.
Vale, así, pero hay que concretar más.
Tío, tranquilo. El otro día vi un reportaje sobre Las Vegas en la tele. Tenía buena pinta. Sería un buen sitio para olvidar.
Psst, que te me desconcentras.
Oye, que es la primera vez que hago esto. Además, podrías estirarte un poco y pedir algo, ¿no? que te estoy alegrando la noche y ya veo como me lo agradeces.
¿Qué quieres?
¿Tú qué bebes? ¿Alguna recomendación?
Pues pensaba que tú eras la experta. Yo ahora estoy en una época whisky, acabo de salir de la etapa ron, pero aún no estoy del todo desenganchado.
Vale, pues yo un ron con limón, que el sabor de la madera no me acaba de convencer.
Muy bien. A ver, sigue. Estamos en Las Vegas. No te importa que me incluya en el viaje, ¿no?
No había pensado en ti, pero bueno. Estar en Las Vegas sola debe de ser un poco aburrido. Vente.
Vale, y ¿qué hacemos? ¿turismo, trabajamos allí?
Turismo, turismo. Bueno, podría ser que los dos somos grandes jugadores de blackjack. Los dos mejores de Zaragoza. Hemos vaciado la caja del casino, y en agradecimiento nos han pagado una semana en Las Vegas para que sigamos disfrutando.
Perfecto, imaginación tienes de sobra.
Sí, mucha. Nosotros no nos conocemos de nada, por raro que parezca. Quiero decir, aquí sólo hay un casino legal, y deberíamos habernos visto siendo como somos los dos mejores blackjackistas, ¿blackjackistas se dice? ¿o blackjackeros?, de Zaragoza, pero yo sólo iba a jugar entre semana y tú ibas sólo los fines de semana.
Joder, se te desboca la mente. A ver si se me ocurre algo a mi que esté a tu altura. Estamos ya en hotel, ¿vale? Nos ahorramos los detalles del viaje que me temo lo peor.
Venga. Hotel Bellagio. Nos reciben como lo que aparentamos ser, una pareja de lo más normal. Allí nadie sabe cómo jugamos. Aún no hemos alcanzado fama mundial, estamos a mitad de la escalera pero subiendo. Vaya, lo malo es que nos han puesto en la misma suite. Piensan que somos pareja, no te importará, ¿no?
¿A mi? No, no qué va. Si te lo iba a decir yo, pero te has vuelto a adelantar. Estamos en la habitación, ¿qué hacemos? ¿nos duchamos? ¿nos acostamos un poco para reponernos del viaje?
¿Acostarnos? Una ducha rápida y abajo, abajo a jugar que para eso hemos venido.
Bien. Llegamos a un salón lleno de mesas de blackjack. Buscamos dos en las que se vea que se mueve una buena cantidad de dinero, y cada uno en una mesa, que así sacaremos más rendimiento, ¿te parece?
Bien, lo que aquí hay mucha luz, ¿no?
Joder, sí. No me había dado cuenta pero es que ya pasa de las tres y es la indirecta para que vayamos desalojando y cerrar.
Pues vaya putada, con lo eufórica que estaba que me veía ya bañándome en fichas de casino. ¿Nos hemos de ir pues?
Pues casi que sí. Si quieres te acompaño un rato y seguimos imaginando cosas, si quieres.
¿Y si te imaginas que me acompañas? No te imagines que subes a casa que están mis padres, ¿que te doy mi teléfono, que me llamas un día y que quedamos, por ejemplo, el viernes que viene? ¿Te lo imaginas?

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Quizá haya algún tesoro / muy dentro de mi entraña. / ¡Quién sabe si yo tengo / diamante en mi montaña / o tan sólo un pequeño pedazo de carbón! / Los árboles del bosque de mi isla / sois vosotros, mis versos.

Salen los niños alegres / de la escuela, / poniendo en el aire tibio / de abril canciones tiernas. / ¡Qué alegría tiene el hondo / silencio de la calleja! / Un silencio hecho pedazos / por risas de plata nueva.


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