July 04, 2009
4 de summertime 2009
Querido diario:
Hoy sí. Hoy sí que me he tomado el día de vacaciones. Por la mañana a las rebajas (chaqueta de punto, pantalón, polo de manga corta, polo de manga larga y camiseta de manga corta). Por la tarde siesta y más rebajas (mochila de cuadros escoceses). Me han fallado los zapatos, pero el lunes seguiré insistiendo. Todo ello entreverado con partidas a la PSP y paseos caninos.
Tan de vacaciones me lo he tomado el sábado que casi me voy a comer fuera de casa. Volvía yo del Mercadona con mi bolsa llena de zumos, helados y patatas congeladas corte tradicional y estaba esperando a que bajara el ascensor cuando ha aparecido en la puerta de casa la vecina del 4ºA, cargada de bolsas también del Mercadona. Amable que es uno, me he acercado raudo y veloz a abrirle la puerta. Hola, hola.
—¿Ya tienes la comida o aún te tienes que preparar algo?—, me ha dicho una vez dentro del ascensor.
—Aún tengo, aún tengo...—, he conseguido articular.
—Pues te bajas a mi casa... y preparas comida para cinco más. ¡Qué calor hace!
Aquí ya no he sabido qué contestar y eso que la conversación ha sido corta. Si me sacan del «Hola, hola. Yo al ocho. Adiós, adiós», estoy perdido. Menos mal que al 4º se llega rápido y mis neuronas se estaban aún buscando cuando se han abierto las puertas. Adiós, adiós, hasta luego. Qué vecinos más raros estamos en esta casa, habrá pensado ella también.
En fin, mañana... bajaré a pedirle un poco de sal.
Personal, Diario, Rebajas, Compras
Posted @ 23:45 by Hoy sí. Hoy sí que me he tomado el día de vacaciones. Por la mañana a las rebajas (chaqueta de punto, pantalón, polo de manga corta, polo de manga larga y camiseta de manga corta). Por la tarde siesta y más rebajas (mochila de cuadros escoceses). Me han fallado los zapatos, pero el lunes seguiré insistiendo. Todo ello entreverado con partidas a la PSP y paseos caninos.
Tan de vacaciones me lo he tomado el sábado que casi me voy a comer fuera de casa. Volvía yo del Mercadona con mi bolsa llena de zumos, helados y patatas congeladas corte tradicional y estaba esperando a que bajara el ascensor cuando ha aparecido en la puerta de casa la vecina del 4ºA, cargada de bolsas también del Mercadona. Amable que es uno, me he acercado raudo y veloz a abrirle la puerta. Hola, hola.
—¿Ya tienes la comida o aún te tienes que preparar algo?—, me ha dicho una vez dentro del ascensor.
—Aún tengo, aún tengo...—, he conseguido articular.
—Pues te bajas a mi casa... y preparas comida para cinco más. ¡Qué calor hace!
Aquí ya no he sabido qué contestar y eso que la conversación ha sido corta. Si me sacan del «Hola, hola. Yo al ocho. Adiós, adiós», estoy perdido. Menos mal que al 4º se llega rápido y mis neuronas se estaban aún buscando cuando se han abierto las puertas. Adiós, adiós, hasta luego. Qué vecinos más raros estamos en esta casa, habrá pensado ella también.
En fin, mañana... bajaré a pedirle un poco de sal.
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Quizá haya algún tesoro / muy dentro de mi entraña. / ¡Quién sabe si yo tengo / diamante en mi montaña / o tan sólo un pequeño pedazo de carbón! / Los árboles del bosque de mi isla / sois vosotros, mis versos.
Salen los niños alegres / de la escuela, / poniendo en el aire tibio / de abril canciones tiernas. / ¡Qué alegría tiene el hondo / silencio de la calleja! / Un silencio hecho pedazos / por risas de plata nueva.
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