June 08, 2006
En bus un mes después
Cuando se cumple un mes de la suspensión por parte de la empresa del servicio de transporte mañanero que enlazaba la capital de A. y la capital del B. A., las circunstancias me han obligado a volver a hacer uso del servicio, pero en horario vespertino esta vez. Una comida de hermandad entre todo el staff técnico del Departamento de Inglés, en un lugar cuasi paradisiaco de no haber sido por el excesivo calor que nos ha acompañado desde primera hora de la mañana, ha tenido la culpa.
Lo que en un primer momento podría haberse convertido en una tremenda desgracia, la suspensión del servicio, no la comida de hermandad, al final tuvo una salida de lo más digno, gracias sobre todo a la participación de otros tres fieles usuarios del transporte público interurbano que al conocer la supresión del mismo me invitaron a desplazarme en su vehículo particular, siempre y cuando contribuyera, modestamente, al pago del combustible. Sobra decir que acepté de inmediato.
Llevamos casi el mismo horario de salida que el autobús, pero realizamos el trayecto en casi la mitad de tiempo, lo que es de agradecer. Y aunque sabe un poco mal el quedarse dormido mientras otro tiene la responsabilidad de conducir, siempre queda tiempo para echarse un sueñecito.
Por lo que respecta a la comida, se ha extendido casi hasta el horario de merendar y, los mayores y más experimentados compañeros de trabajo nos han deleitado la sobremesa con todo tipo de anécdotas. Al final casi hago tarde.
[Nota del autor: esto es lo que dan de sí 45 minutos de guardia bien aprovechados. Ésto y un borrador de resumen de lo acontecido en la semana, que saldrá a la luz mañana si no pasa nada]
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Lo que en un primer momento podría haberse convertido en una tremenda desgracia, la suspensión del servicio, no la comida de hermandad, al final tuvo una salida de lo más digno, gracias sobre todo a la participación de otros tres fieles usuarios del transporte público interurbano que al conocer la supresión del mismo me invitaron a desplazarme en su vehículo particular, siempre y cuando contribuyera, modestamente, al pago del combustible. Sobra decir que acepté de inmediato.
Llevamos casi el mismo horario de salida que el autobús, pero realizamos el trayecto en casi la mitad de tiempo, lo que es de agradecer. Y aunque sabe un poco mal el quedarse dormido mientras otro tiene la responsabilidad de conducir, siempre queda tiempo para echarse un sueñecito.
Por lo que respecta a la comida, se ha extendido casi hasta el horario de merendar y, los mayores y más experimentados compañeros de trabajo nos han deleitado la sobremesa con todo tipo de anécdotas. Al final casi hago tarde.
[Nota del autor: esto es lo que dan de sí 45 minutos de guardia bien aprovechados. Ésto y un borrador de resumen de lo acontecido en la semana, que saldrá a la luz mañana si no pasa nada]
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Quizá haya algún tesoro / muy dentro de mi entraña. / ¡Quién sabe si yo tengo / diamante en mi montaña / o tan sólo un pequeño pedazo de carbón! / Los árboles del bosque de mi isla / sois vosotros, mis versos.
Salen los niños alegres / de la escuela, / poniendo en el aire tibio / de abril canciones tiernas. / ¡Qué alegría tiene el hondo / silencio de la calleja! / Un silencio hecho pedazos / por risas de plata nueva.