January 28, 2006
Una buena revista
Cuando estuve en Italia de Erasmus, gracias a mis compañeros ingleses Richard O'Brien y Ed «Crazy Shoes» Parry descubrí la revista Loaded. Hace años de aquello. Cuando me volví a estas tierras estuve buscándola como un loco por todos los kioskos de la ciudad, hasta que un día, de casualidad, la encontré en la Plaza de San Francisco. Después también me la compraba en un par de kioskos cercanos, el único problema que tenía era que había semanas que me tenía que pasar por allí todos los días puesto que no había una fecha exacta en la que se la llevaran a los kioskeros.
Hubo una época en la que me la leía entera, de la primera a la última página; luego seguí comprándomela, pero sólo me daba tiempo a echarle un vistazo rápido y ahora, desde hace más de un año, le he perdido la pista. No tengo ganas ni tiempo de irme de excursión por aquella zona en busca de la revista. La última que me compré fue en noviembre, el día que fuimos a ver a Carla a la clínica nada más nacer y al volver a casa andando pasé por allí, y casualidades de la vida, estaba esperándome un único ejemplar.
Ahora tengo que conformarme con leer el correo que me mandan cada semana y entrando de vez en cuando en su web, que por cierto ya no es lo que era, aunque según me informaban hoy la acaban de renovar.
Hubo una época en la que me la leía entera, de la primera a la última página; luego seguí comprándomela, pero sólo me daba tiempo a echarle un vistazo rápido y ahora, desde hace más de un año, le he perdido la pista. No tengo ganas ni tiempo de irme de excursión por aquella zona en busca de la revista. La última que me compré fue en noviembre, el día que fuimos a ver a Carla a la clínica nada más nacer y al volver a casa andando pasé por allí, y casualidades de la vida, estaba esperándome un único ejemplar.
Ahora tengo que conformarme con leer el correo que me mandan cada semana y entrando de vez en cuando en su web, que por cierto ya no es lo que era, aunque según me informaban hoy la acaban de renovar.
Quizá haya algún tesoro / muy dentro de mi entraña. / ¡Quién sabe si yo tengo / diamante en mi montaña / o tan sólo un pequeño pedazo de carbón! / Los árboles del bosque de mi isla / sois vosotros, mis versos.
Salen los niños alegres / de la escuela, / poniendo en el aire tibio / de abril canciones tiernas. / ¡Qué alegría tiene el hondo / silencio de la calleja! / Un silencio hecho pedazos / por risas de plata nueva.