July 10, 2008
Los músicos del Titanic
Si algo tiene de particular la Expo 2008 de Zaragoza, es que es monótona. Ésto, que podría parecer un inconveniente, unido a un pase de temporada, resulta una ventaja. Que el martes no puedes ver el «Teatro dei piedi» que hacen en el Balcón de los Niños, vas el miércoles; que el espectáculo nocturno del jueves te pilla muy cansado, repites al día siguiente.
Del 3 al 6 de julio, en el Balcón de las Artes Escénicas, todo el que tuviera una entrada para la Expo pudo disfrutar de Los músicos del Titanic, simplemente haciendo un poco de fila, sin pagar un €uro más.
Escrita parte en inglés, parte en español, parte en italiano y con mucha música, los Moches hacen una revisión en tono de comedia de esa historia que cuenta que los músicos del Titanic no dejaron de tocar mientras el transatlántico se hundía. Tres ladrones disfrazados de músicos (o tres músicos disfrazados de ladrones) se embarcan en el Titanic con la intención de robar un diamante
Y como me gustó tanto, y la entrada era tan barata, el sábado repetí. A la misma hora siete butacas más a la derecha; para comparar desde otro punto de vista. Y me di cuenta de que es verdad eso que dicen de que nunca dos funciones son iguales, que el público influye, que a veces la técnica falla, que los actores no siempre están igual de inspirados... pero que las risas, unas veces aquí, otras veces allá, son las mismas. Porque al fin y al cabo, el teatro es magia.
Teatro, Expo 2008
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Del 3 al 6 de julio, en el Balcón de las Artes Escénicas, todo el que tuviera una entrada para la Expo pudo disfrutar de Los músicos del Titanic, simplemente haciendo un poco de fila, sin pagar un €uro más.
Escrita parte en inglés, parte en español, parte en italiano y con mucha música, los Moches hacen una revisión en tono de comedia de esa historia que cuenta que los músicos del Titanic no dejaron de tocar mientras el transatlántico se hundía. Tres ladrones disfrazados de músicos (o tres músicos disfrazados de ladrones) se embarcan en el Titanic con la intención de robar un diamante
el diamante, el diamante, ya tenemos el diamante...pero enseguida descubrirán que nadie se lo va a poner fácil. Un marinero un tanto despistado y aficionado al champagne, una dama de la alta sociedad de la época, un sanguinario cocinero italiano, música, asesinatos, suicidios, una escenografía muy bien pensada, un cuadro que habla, «gaviots», «delfins», un iceberg, y para acabar, un naufragio.
el diamante... el diamante... no tenemos el diamante...
Y como me gustó tanto, y la entrada era tan barata, el sábado repetí. A la misma hora siete butacas más a la derecha; para comparar desde otro punto de vista. Y me di cuenta de que es verdad eso que dicen de que nunca dos funciones son iguales, que el público influye, que a veces la técnica falla, que los actores no siempre están igual de inspirados... pero que las risas, unas veces aquí, otras veces allá, son las mismas. Porque al fin y al cabo, el teatro es magia.
Teatro, Expo 2008
Quizá haya algún tesoro / muy dentro de mi entraña. / ¡Quién sabe si yo tengo / diamante en mi montaña / o tan sólo un pequeño pedazo de carbón! / Los árboles del bosque de mi isla / sois vosotros, mis versos.
Salen los niños alegres / de la escuela, / poniendo en el aire tibio / de abril canciones tiernas. / ¡Qué alegría tiene el hondo / silencio de la calleja! / Un silencio hecho pedazos / por risas de plata nueva.