June 15, 2008


10 consejos útiles para visitar la Expo Zaragoza 2008


Si tiene usted pensado visitar la Exposición Internacional de Zaragoza, estos consejos le serán de utilidad. Sígalos en la medida de lo posible y estoy seguro de que su estancia en el recinto de la Expo, será de su máximo agrado.

1. Lleve ropa y calzado cómodo. Hay que hacer muchos kilómetros y dar muchos pasos, así que unas zapatillas cómodas, unas chanclas o unas sandalias resultan de los más adecuado. En cuanto al vestuario, recuerde que en Zaragoza el calor en verano aprieta de lo lindo. Olvídese de vaqueros ajustados y camisas de manga larga, unas bermudas, unos piratas y camisetas, si puede ser de tirantes, son una opción más adecuada. Un abanico ocupa poco sitio en el bolso y siempre resulta útil para aliviar los sofocos.

2. Compórtese como una persona civilizada. En casi todos los pabellones de los países participantes le obsequiarán con algún recuerdo de su visita, una cosa testimonial, nada de valor. Trate de no lanzarse a los mostradores como si fuera la primera vez que sale de casa. Recuerde que un folleto, una pegatina o una visera de cartón no merecen ser pisoteado ni empujado y mucho menos que usted empiece la pelea. Recuerde también que normalmente es una amable azafata quien reparte los regalos, así que no se los arranque de las manos. Y cuando se haya hecho con su presa, lo menos que puede decir es «gracias».

3. Madrugue. Tanto si tiene un pase de temporada como una entrada para tres días, no se lo piense mucho. Si lo único que quiere es pasear entre la gente, puede darse un par de vueltas en la cama, pero si quiere visitar los pabellones, cuanto antes empiece, mejor. A estas alturas ya sabrá que el recinto se abre a las 9:30h, y los pabellones a las 10:00h, pero tenga en mente que a los 105 países participantes hay que sumar Comunidades Autónomas, instituciones, empresas, plazas temáticas, actuaciones callejeras, cabalgatas... Calcule como mínimo 10 minutos por pabellón, y si hay audiovisual, échele 20, que está muy feo eso de salirse antes de que haya acabado la proyección.

4. Planifique su día de visita y el recorrido de la misma. Si por lo que sea usted no puede ver a los suizos ni se le ocurra gastar un día de entrada el 25 de junio, por ejemplo. Si por el contrario está usted enamorado de Cabo Verde, el 3 de julio debería ser su fecha elegida para visitar la muestra. Una vez decida el día que más le seduce, venga. Nada más atravesar las puertas de entrada al recinto, un voluntario le entregará un plano de las instalaciones y una hoja donde se resumen las principales actuaciones del día. Estudie el plano, elija, déjese asesorar. Si escucha una conversación en la que se dice que el pabellón de Egipto no vale la pena, fíese. Si paseando ve que en la puerta del pabellón de Alemania hay una fila de más de treinta personas, póngase el último. Reinvierta los diez minutos de Egipto en la cola de Alemania que seguramente le será de más provecho. Y con las actuaciones lo mismo. Investigue, pregunte qué tiene éxito, dónde va la gente, busque el jaleo. Pero de todos modos recuerde que en un día es imposible verlo todo.

5. Reponga fuerzas. Si va a pasar todo el día recorriendo los pabellones se cansará, aunque haya seguido las indicaciones del primer punto. Beba frecuentemente y aliméntese. En caso de no haberse llevado el bocadillo de casa, lo ideal sería que adopte por un día el horario centro europeo. Es muy probable que a todo el mundo le entre hambre al mismo tiempo, así que cuanto antes empiece, eso que llevará por delante. Las doce del mediodía para almorzar y las ocho de la tarde para cenar no es mal horario. A partir de las 22:00h no lo intente, o llévese un libro de sudokus para entretener la espera.

6. Reduzca, reutilice, recicle. Y apréndase los colores. Las papeleras no están pintadas de amarillo, verde y azul por capricho del fabricante. No olvide que el lema de la muestra es Agua y Desarrollo Sostenible. De la basura que genere durante su visita, deposite el papel en las papeleras azules, los plásticos en las amarillas y los restos orgánicos en las verdes. Contribuir a la limpieza y a la buena imagen del recinto es tarea de todos, así que si en el pabellón de Bélgica le obsequian al entrar con una galleta y no puede resistirse a la tentación de comérsela allí mismo, guárdese el envoltorio en el bolsillo y no lo deje encima del primer mostrador que vea.

7. No olvide su tarjeta de crédito. O en su defecto, la billetera bien cargada. Si su intención es no gastarse un euro, lo conseguirá fácilmente; pero si quiere llevarse de recuerdo algo más sofisticado que un imán para la nevera o un pin, necesitará dinero. En muchos pabellones se ofertan productos típicos del país o de la comunidad autónoma, y en las Fluvitiendas podrá hacerse con camisetas, lápices, gorras, peluches o llaveros de la mascota de los ojos saltones. Si tiene hijos, préparese.

8. Abra los ojos. Preste atención, no corra. En el pabellón de Marruecos si va a lo loco lo más fácil es que se meta hasta los tobillos dentro de una acequia o de una fuente. En la Torre del Agua, si hace el recorrido a pie en sentido descendente, péguese al lado derecho del pasillo. Además de disfrutar de las vistas a través de las ventanas, evitará abrirse la cabeza con alguna de las esquinas de los balconcillos que hay en cada planta. Son sólo dos ejemplos.

9. No grite. Que no cunda el pánico. En este tipo de recintos puede dar la impresión de que es bastante fácil perderse. «Voy a buscar un baño...», «entrad vosotros al pabellón de Egipto que yo me voy a hacer fila al de Alemania...», «voy a hacer una foto desde allí...» y cuando te giras una muchedumbre de desconocidos te rodea. No se preocupe, nada más lejos de la realidad, entre policías, voluntarios y guardias de seguridad, uno no podría perderse aunque quisiera. Aunque siempre es recomendable sincronizar los relojes antes de entrar para poder decir «a las cinco en tal sitio», y llevar el móvil con saldo y batería, pero para usarlo sólo en situaciones de extrema necesidad. Si tiene niños a su cargo no los lleve cogidos de la mano, suéltelos, que corran, que se cansen. Al fin y al cabo recuerde que se encuentra dentro de un recinto cerrado del que no es tan fácil escapar.

10. Disfrute. Sumérjase en la atmósfera que le rodea, asómbrese con los pabellones y las actuaciones. Alucine con la música, con las exposiciones, con el ambiente. Emociónese con la gente. Quédese boquiabierto con cualquier cosa, con las baldosas bailarinas, con los cables colgantes, con los hidrantes de bomberos a medio acabar. Sienta, ya sea como espectador, artista invitada o trabajador, que está formando parte de un evento único. Aproveche cada segundo de su visita.

Y sonría. Está en Zaragoza.

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Posted @ 22:19 by | Permalink |
Comentarios:
gracias por tus consejos.. yo visitare la expo en agosto.pero prometo tener en cuenta tus ideas..
un besito
CARINA
 
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Quizá haya algún tesoro / muy dentro de mi entraña. / ¡Quién sabe si yo tengo / diamante en mi montaña / o tan sólo un pequeño pedazo de carbón! / Los árboles del bosque de mi isla / sois vosotros, mis versos.

Salen los niños alegres / de la escuela, / poniendo en el aire tibio / de abril canciones tiernas. / ¡Qué alegría tiene el hondo / silencio de la calleja! / Un silencio hecho pedazos / por risas de plata nueva.


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