June 10, 2008


Capítulo séptimo. De la primera salida de nuestro buen caballero


Se preguntará el lector, ¿qué se fizo de nuestra pareja?

Sí, de aquel caballero andante y de la princesa que hace ya algo más de un año hicieron su primera aparición por estas páginas, ¿qué fue de ellos?

Se siguieron viendo durante días y días. El Caballero de la Roja Nariz descubrió un pasadizo secreto que conducía directamente a los aposentos de la princesa, y en cuanto tenía un rato libre, cogía su rocín y se acercaba a su torreón a verla. Y le daba besos, porque ahora al saber lo del pasadizo, el caballero no se quedaba debajo de la torre con el cuello torcido como al principio, y Helena se los devolvía, y él se los daba multiplicados por dos, y Helena se los volvía a devolver bien devueltos y así hasta que se les hacía la hora. Y así días y días. Unas veces por la mañana, otras por la tarde, alguna noche... Y entre semana se mandaban mensajes cifrados, con emisarios cómplices de ellos, con palomas mensajeras, con señales de humo y hasta metidos en una botella (que igual de rápido iban río abajo que río arriba, cosas de los cuentos de hadas).

Y en todo este tiempo en que el narrador omnisciente ha estado desaparecido, pasaron muchas más cosas. Pero para no abrumar al lector, relataremos sólo algunas.

El caballero, por ejemplo, tuvo que viajar al extranjero en una misión comercial. Cuatro días sin saber nada el uno del otro estuvieron; pero al quinto día el Caballero de la Red Nose, como le llamaban en aquel reino, estaba dando un paseo por las playas de Worthing cuando se encontró a una gaviota a sus pies que le miraba fijamente. «¿Qué miras?», preguntó el caballero. «Griiiich, griiiiiiich», contestó el ave, que no entendía el castellano. El caballero la agarró del cuello, le plantó un beso en el pico, le pegó un sello en la frente y la mandó al Reino de Aragón por la vía rápida.

A la vuelta de su misión, cuán grande sería la sorpresa del caballero cuando en la ventana de su alcoba tenía a la misma gaviota que había enviado días antes pero con un beso de la Princesa Helena, «griiiiiich, griiiich».

Y al poco nuestro protagonista masculino cumplió años, y lo celebraron juntos, y se intercambiaron regalos. Y al caballero, que en realidad era un poquito delicado, justo al abrir su regalo se le metió no se qué en el ojo (que aunque el narrador es omnisciente y ha buscado información en varios libros de historia, no lo sabe todo todo), que también es casualidad pobre hombre, y rompió a llorar y a llorar, y si miraba a la princesa, se reía, y si la princesa lo miraba a él, venga a hacer pucheros otra vez, y la Princesa Helena pensaba... ¿en aquel reino lejano del que acaba de volver, no habrá sido el malvado Merlín capaz de encantar a mi apuesto caballero, y convertirlo en una cantimplora, verdad? No me gustaría tener que hacerlo, pero este caballerete no me deja más remedio... Y dando una vez más muestra de su valentía, la princesa abrazó al caballero, le puso las manos en los ojos y pronunció las palabras mágicas «Sana, sana, culito de sapo, si no sana ahora mismo, te doy dos hostias como el primer día».

Y el caballero abrió los ojos, sonrió, abrazó a la princesa, y los dos se fundieron en uno de esos abrazos que ya iban siendo famosos en todo el condado.

, , ,

Labels:

Posted @ 01:06 by | Permalink |
Comentarios: Post a Comment



<< Home




Quizá haya algún tesoro / muy dentro de mi entraña. / ¡Quién sabe si yo tengo / diamante en mi montaña / o tan sólo un pequeño pedazo de carbón! / Los árboles del bosque de mi isla / sois vosotros, mis versos.

Salen los niños alegres / de la escuela, / poniendo en el aire tibio / de abril canciones tiernas. / ¡Qué alegría tiene el hondo / silencio de la calleja! / Un silencio hecho pedazos / por risas de plata nueva.


-------------------
Name: SRG
Location: Aragón
De perfil...

pregunta, pregunta

tutorías personalizadas

todas las convocatorias

La foto de la pizarra

entre clases y guardias

últimas clases

en el recreo

cursos anteriores

asignaturas

la inspección educativa

bibliografía recomendada

sala de profesores

el claustro

auxiliares de conversación

material didáctico