October 16, 2006
Pero cómo pasa el tiempo
Estos días se cumple un año desde que empecé a escribir chorradas en este invento. Quién iba a decir que iba a aguantar más de 365 días. Yo que cuando oigo dos minutos de canción aprieto el botón para que empiece la siguiente, yo, que soy capaz de hacer un recorrido completo por los 23 canales de televisión en menos de lo que dura un anuncio de la tele (paréntesis: si algo no me gusta de la TDT, o del aparato que la sintoniza, es que después de darle al botón funde a negro y se pierden unos segundos preciosos que imposibilitan la consecución de una buena marca); a lo que iba, que me despisto, que hace un año más o menos, me llevé el susto de mi vida. Venga a buscar cosas en internet, venga, por la mañana, por la tarde, noches enteras, cogiendo virus, gusanos, troyanos, con los ojos rojos como platos y abiertos como tomates, y de repente, ¡oh!, qué contrariedad, llego al final de internet. En seguida me di cuenta de que era un ser afortunado, que poca gente había llegado tan lejos, que seguro hay alguien que todavía lo está buscando, mira que hay páginas, de todo puedes encontrar aquí (bicicletas, tebeos, recetas de cocina, prensa extranjera, artistas del papel, payasos, buena gente, gente rara, tías buenas, calculadoras curiosas... y así hasta aburrirte), y yo a los cuatro días de usar estas cosas voy y me lo cruzo, pero además de frente...
Así que para celebrar este primer aniversario por todo lo alto, haciendo gala una vez más de la generosidad que acompaña todos mis actos, y sabiendo como se que te pasas horas y horas delante de la pantalla, te ofrezco un atajo, pon la flechita aquí encima y aprieta el dedo índice. Y no hace falta que me agradezcas nada... tu mujer, tus hijos, tus padres o tu novio, seguro que celebran que a partir de hoy estés más tiempo con ellos que delante de la computadora.
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Así que para celebrar este primer aniversario por todo lo alto, haciendo gala una vez más de la generosidad que acompaña todos mis actos, y sabiendo como se que te pasas horas y horas delante de la pantalla, te ofrezco un atajo, pon la flechita aquí encima y aprieta el dedo índice. Y no hace falta que me agradezcas nada... tu mujer, tus hijos, tus padres o tu novio, seguro que celebran que a partir de hoy estés más tiempo con ellos que delante de la computadora.
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Quizá haya algún tesoro / muy dentro de mi entraña. / ¡Quién sabe si yo tengo / diamante en mi montaña / o tan sólo un pequeño pedazo de carbón! / Los árboles del bosque de mi isla / sois vosotros, mis versos.
Salen los niños alegres / de la escuela, / poniendo en el aire tibio / de abril canciones tiernas. / ¡Qué alegría tiene el hondo / silencio de la calleja! / Un silencio hecho pedazos / por risas de plata nueva.