July 18, 2006
70 años
La guerra civil española fue un enfrentamiento producido por dos formas antagónicas de concebir la política, la sociedad y la cultura, en un momento crucial de la historia de España y de Europa. Desarrollada en suelo español, se cobró la vida de muchos nacionales y de no pocos extranjeros que acabaron implicándose en ella. Para los españoles supuso, además, un fuerte tributo en pérdida de libertades y muchos años de subdesarrollo económico, social y cultural, aparte de un fuerte trauma ético y moral.
La España de la guerra civil. Carmen Cortés Salinas. Acento Editorial.
El día 17 de julio por la noche ya se notaba en el Aeródromo cierto nerviosismo en el personal y circulaban toda clase de bulos, pero yo creo que nadie, ni los mismos Jefes, estaba al corriente de la situación, ni de lo que se estaba fraguando en África.
Había empezado la guerra. Los jóvenes del pueblo se pusieron «de uniforme», un mono azul de trabajo, o buzo, como entonces se decía; se montaron en las camionetas que encontraron y con escopetas y algunas pistolas se fueron hacia Irún, por donde venían los requetés. Iban con el ánimo de salvar la República. Cuestión de unos días, se decía.
Nos colocamos en los mismos pupitres del curso anterior y estábamos callados y acobardados. Fue cuando me di cuenta de que ya no estaba el cuadro de la República con el gorro frigio, la bandera tricolor y el león a sus pies. En su lugar había un cuadro de la Inmaculada de Murillo, y a otto lado un cuadro más pequeño con el yugo y las flechas, y en medio de los dos cuadros el crucifijo.
Cuando llegó la hora de salir el maestro dijo: «Todos los días, al entrar y salir, hemos de rezar un Padrenuestro y un Ave María. Lo vamos a hacer ahora. Y ya me encargaré de que lo aprenda quien no lo sepa». Rezamos y salimos.
Cuando los camiones arrancaron, cargados de presos, yo fui uno de los niños que corrieron detrás, tirando piedras. Buscaba con desesperación el rostro del maestro para llamarle traidor y criminal. Pero el convoy era ya una nube de polvo a lo lejos y yo, en el medio de la Alameda, con los puños cerrados, sólo fui capaz de murmurar con rabia: «¡Sapo! ¡Tilonorrinco! ¡Iris!».
A partir del levantamiento militar del general Franco, la escuela fue, más que en ningún otro momento, un aparato idológico al servicio del Estado. Después de la guerra civil, la escuela se convirtió, definitivamente, en un poderoso instrumento utilizado para formar a los jóvenes y a los niños en los principios que convenían al régimen. La escuela fue, principalmente, un medio de legitimación de la dictadura.
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Quizá haya algún tesoro / muy dentro de mi entraña. / ¡Quién sabe si yo tengo / diamante en mi montaña / o tan sólo un pequeño pedazo de carbón! / Los árboles del bosque de mi isla / sois vosotros, mis versos.
Salen los niños alegres / de la escuela, / poniendo en el aire tibio / de abril canciones tiernas. / ¡Qué alegría tiene el hondo / silencio de la calleja! / Un silencio hecho pedazos / por risas de plata nueva.