January 27, 2012


Bacon, queso, huevo, tomate


Los detalles son muy importantes en la cocina. Viernes por la tarde ya casi de noche.
 — ¿Dónde vamos? ¿A la filmo?
 — No, mejor vamos a picar algo a un bar de estos de abajo.
 — Venga, pues, vámonos.
Asomamos el bigote al de las cuatro cosas: gambas, mejillones, navajas y morcilla. La mezcla no está mal, pero el local, muy blanco, y los ventanales enormes nos echan para atrás. No es cuestión de que todo el que suba o baje por el paseo vea cómo te chupas los dedos o cómo lames las conchas del mejillón hasta dejarlas secas. Cambiamos de acera. La Cervecería de la Plaza es un local amplio, luminoso, con muchas mesas, todas menos una vacías cuando llegamos pero que luego se irán animando, una buena barra, tapas y postres, y una carta de bocadillos y raciones apetecibles y a buen precio. Después de darle tres vueltas a la carta nos decantamos por el bocadillo cárnico. Don pepito con pimientos por un lado y bacon y compañía por el otro. En medio para compartir un plato de patatas McCain con su ketchup y su mahonesa.
 — Me voy a lavar las manos que me doy un poco de autogrima.
Lavarse las manos sin jabón es como bailar sin música, así que me arreé dos buenos chifletazos de la cosa verde que llenaba el recipiente de la pared y nada más meter las manos debajo del agua ya noté la reacción. Una vaporada ácida y desinfectante me subió hasta la nariz obstruyendo tóxicamente mi ya maltrecho aparato respiratorio. Podía masticar aquel olor. Me aclaré rápidamente, pero cuanto más frotaba para quitarme la espuma más se metía la pasta verde dentro de mi piel.
A lo mejor al secarse se evaporan las moléculas tóxicas y se acabó el problema,  — pensé esperanzado mientras metía las manos debajo del secador. Tres segundos duró el chorro de aire, aunque no me moví. Probé después de todas las maneras, en diagonal, los puños, abiertas, en ángulo de 90º, dando palmadas... pero el sensor no volvió a reconocer mis pestilentes pero ultra desinfectados apéndices como manos. Volví a la mesa fría. El bacon me sabía verde, el tomate me sabía verde, el queso y el huevo eran verdes, las patatas estaban verdes. Nunca había probado una Coca-Cola verde.
Es lo que tienen los bares de chinos, que son baratos pero que no cuidan los detalles importantes. O eso, o que no llevaba las manos tan sucias.

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Comentarios:
Hoy íbamos a la filmo! Me lo habías prometido!! XDDDDDD

Bárbara
 
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Quizá haya algún tesoro / muy dentro de mi entraña. / ¡Quién sabe si yo tengo / diamante en mi montaña / o tan sólo un pequeño pedazo de carbón! / Los árboles del bosque de mi isla / sois vosotros, mis versos.

Salen los niños alegres / de la escuela, / poniendo en el aire tibio / de abril canciones tiernas. / ¡Qué alegría tiene el hondo / silencio de la calleja! / Un silencio hecho pedazos / por risas de plata nueva.


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