November 11, 2008


Dos monólogos


Hola...

El primero es de El fin de los sueños, de Animalario, y dice así (la escena completa):

ESCENA 6

(Escenario. Los músicos se mantienen en los primeros compases del tema. Paran. Silencio, desconcierto. Parecen esperar a alguien. De pronto aparece Nathalí Lalá y se queda plantada en mitad del escenario, su rostro carece por completo de expresión, es imposible adivinar qué puede haber dentro de ella en ese momento. El trío retoma la música. Los acordes no varían mientras ella no empiece a cantar. Se acerca al micrófono pero no canta, sólo observa al público. El momento resulta eterno. De pronto, ella empieza a caer hacia atrás y justo en ese momento Petoman, de nuevo guapísimo e impoluto --sólo le delata algún pequeño detalle, como un poco de rímel corrido --, alcanza a sujetarla y simula unos pasos de baile con ella, que ahora parece un muñeco de trapo. Entonces Lalá, aún ajena a la situación, empieza a marearse con el baile, aparta a Petoman con un enfado como de niña a la que no dejaran dormir y vuelve a quedarse catatónica. Para la música. El virtuoso del gas se acerca al micrófono.)

PETOMAN: (De nuevo hablando una mezcla de francés y español con acento. Ha empezado a hablar para salir del paso y no sabe lo que dice. Tiene que hacer un esfuerzo enorme para no echarse al suelo a llorar, pero ante todo es un profesional del espectáculo.) ¡Nathalí Lalá! Eehh... bueno...Yo pienso que es muy bonito esto que estamos logrando crear esta noche aquí entre todos y a mí me da una felicidad enorme. Es... me alegra mucho volver a esta ciudad con Nathalí (se vuelve hacia ella, que no reacciona), ¿verdad? (Sigue sin reaccionar.) Bueno, ella y yo hemos triunfado en solitario, cada uno por su lado, claro está... Pero es hermoso ver que el público nos reclama también como pareja, porque los dos somos de París, la ciudad del amor, y, al fin y al cabo, todos ustedes lo saben, nosotros somos una pareja de enamorados. Son muchos recuerdos: la costa Azul, la torre Eiffel, otros lugares de Europa también... Pero España nos quiere como ningún otro país, pero eso nos gusta a nosotros España. Eehh... bueno... (Se vuelve hacia ella.) ¡Con ustedes, la gran Nathalí Lalá! (Sigue catatónica.) ¡La voz de terciopelo..! Nathalí...

(Petoman habla, pero ya no se oye su voz, sólo se le ve mover los labios. Suena, obsesivo, el tictac de «Les blouses blanches». Lalá, que desde que interrumpió el baile ha tenido la vista –aparentemente perdida en el infinito-- fija en un cubata de uno de los músicos, avanza decidida hasta alcanzar la copa y se la bebe de un trago. Con voz o sin voz, saca un estruendo de la boca, dejando escapar un pedazo de lo que lleva dentro y se acerca al micrófono. El tictac continúa durante todo el texto siguiente.)

LALA: (Al público, desde su borrachera.) ¿Qué pasa? Qué mierda pasa? Todo esto, ¿para qué? ¿Para ganar cuatro duros que no dan ni para pagar la pensión?
PETOMAN: Nathalí, cariño...
LALÁ: Me duele el cuerpo, me duele la sangre. ¿Alguien tiene un cigarro? (A los músicos) Chicos, un cigarro, por favor. Me suda el coño si el mundo entero revienta esta noche.
PETOMAN: Nathalí...
LALÁ: ¿Nathalí, qué? Cojones, déjame hablar. Si esto es más divertido hombre, lo otro ya se lo sabe todo el mundo... Yo he tenido hombres los que he querido en mi vida. Los que he querido. Y ¿para qué? ¿Qué hora es..? ¿Cuánto va a durar esto..? Yo era Miss, era Miss y portada de revista y muchas cosas que me daban igual porque tenía una casa y un hombre que me quería. «Qué simpática eres.» Tooodo el mundo me lo decía. «Qué simpática, qué ingeniosa. Y además guapísima.» Qué bueno es ser tan simpática y tan guapa y tan ingeniosa... Me va a estallar la cabeza. ¿Saben lo que me haría falta ahora? Una buena polla. Uf, eso es lo que mejor me sentaría. (A Petoman, cogiéndole del brazo.) Tú me entiendes, ¿verdad? (Nuevamente al público, sin ninguna ironía.) ¿Qué quieren de mí? ¿Qué tengo que hacer? ¿Enseño una teta? ¿Bailo como un monito de feria? ¿Qué hago..? También ella fue una mujer mal amada, pero ella estaba loca... ¿Qué toca ahora? (Oye, o cree oír, que alguien le grita exigiéndole que cante.) ¡Tu puta madre! ¡Voy a hablar todo lo que me salga del chocho y si tienes huevos vienes aquí y me tapas la boca! No se si tengo calor o frío, o hambre... (Se toca la cara.) ¿Me he puesto el maquillaje? (Como si contara un secreto al público.) Siempre pregunto que dónde está mi perfilador y nadie me dice nada, pero yo sé que mi perfilador me lo roba el mago. (Se mira las medias, están rotas.) Y unas medias nuevas... Me da asco la cama donde duermo, es la cama de una mujer sola... Yo he sido alguien, en algún momento, sé que yo he sido alguien. Qué hora es, por Dios... ¿Cuándo empezó esto? ¿Cuándo se empezaron a torcer las cosas? Maestro, quiero terminar la canción. Por favor. (Los músicos tocan «Les blouses blanches». Ella canta hasta el final con sentimiento y talento.) Que lo pasen bien, yo me voy a buscar una buena polla. (Sale.)

El segundo es de Alejandro y Ana, lo que España no pudo ver del banquete de la boda de la hija del presidente, también de Animalario y casi me gusta más que el otro:

JUSTICIA

23 horas 12 minutos. Banquete de boda de la hija del presidente, en la cocina. Mientras vacían platos, Mari y Petra conversan.

(Mari y Petra cumplen una monótona tarea: Mari pasa un plato sucio a Petra, quien, ayudándose de un cucharón, vuelca los restos de comida en una bolsa de basura. La maniobra se repite un millón de veces.)

PETRA: Un día un corderito se presenta ante Dios para quejarse de su suerte: «Señor, todos los seres de la creación quieren hacer de mí su alimento. ¿Te parece justo?». Dios le contesta: «¿Que si me parece justo? ¿Qué quieres que te diga, corderito? Soy yo y, nada más mirarte, se me hace la boca agua». Es un cuento popular indio. También es un cuento popular chino. Y un cuento popular judío y un cuento popular árabe. Es un cuento popular de todas partes, en todas las partes del mundo se cuenta la historia de Dios y el corderito. ¿Y sabes por qué? Porque en todas las partes la gente es igual, la gente es lo mismo en todas partes. Tú dices: «Qué injusticia, tirar la comida, con la de hambre que hay en el mundo, qué injusticia tanto jamón a la basura con la de niños que pasan hambre, qué injusticia». El mundo pasa hambre y tú y yo aquí, tirando a la basura platos medio llenos, raciones sin tocar, mira estas cigalas, mira estos langostinos. A ti este despilfarro te parece injusto. Claro que es injusto. El mundo es injusto. La vida es injusta. Pero así es la vida. La diferencia entre tú y yo, la diferencia entre los de izquierdas y los de derechas es que nosotros, los de derechas, en lugar de quejarnos, decimos: «Así es la vida». A ti te llama la atención que yo sea de derechas. A veces me sueltas: «Qué cosa más gilipollas, una pobre de derechas». Tú me tienes por tonta porque soy pobre y de derechas, pero yo no tengo un pelo de tonta. Tú sí que eres gilipollas. Todos los de izquierdas sois gilipollas. No sabéis lo que es la vida. O sí, lo sabéis, pero miráis para otro lado. Yo soy de derechas porque sé lo que es la vida y no miro para otro lado. Yo sé cómo es la gente. La gente se come a la gente. La gente es peligrosa. La gente es mala. Aquí y en todas partes. Por eso en todas partes entienden la historia del corderito, hasta los niños la entienden. Es un cuento de derechas y lo entienden en todas partes. Porque en el fondo todo el mundo es de derechas, aunque algunos no lo quieren reconocer, porque queda muy bien lamentarse de lo injusto que es el mundo. Pero, en realidad, todos somos de derechas, también tú. ¿Sabes qué es ser de derechas? Ser de derechas es saber que la gente es mala y que el mundo se divide en dos: tus amigos y tus enemigos. Tú dime: ¿quiénes son tus amigos? Si hubiese una guerra, ¿tú quién querrías que ganase, esos que están ahí dentro tirando comida o los hambrientos del mundo, que quieren quitarte lo poquito que tú tienes? Yo lo tengo muy claro: mis amigos son esos que están ahí dentro tirando comida. El mundo está en guerra y hay que saber distinguir: o amigos o enemigos. Eso es ser de derechas, y yo soy de derechas. Y en el fondo tú también, pero la señora queda mejor yendo de triste por la vida, indignándose por cómo va el mundo, sobre todo en días como hoy, hoy la señora está muy enfadada. «Sólo hoy hemos tirado comida para alimentar un pueblo entero. Mira que solomillo, mira que muslos de codorniz.» «Es un crimen», dices. No es un crimen, idiota, tirar la comida no es un crimen, es una demostración de fuerza. Tiran la comida porque mandan, y el día que no la tiren ya puedes empezar a acojonarte. Porque el día en que éstos dejen de tirar la comida es que nuestro mundo se va a la puta mierda, con todos nosotros dentro, y con todos vosotros también, los de izquierdas. ¿Tú quién prefieres ser, Dios o el corderito? El cuento del corderito lo entienden en todas partes, y en todas partes se ríen del corderito, que el pobre va a pedir a Dios una pizca de justicia y Dios se descojona. Dios es de derechas. El mundo es de derechas. La vida es de derechas. Yo soy de derechas. Tú eres de izquierdas y mira para qué te sirve. ¿Para estar toda la tarde que si mira estos pasteles, que si mira esta tarta, que la estamos tirando enterita a la basura, con la de hambre que hay? ¿Para estar todo el día amargá, para eso te sirve ser de izquierdas? Si te hicieses de derechas, te ahorrarías más de un disgusto. Todos los de izquierdas sois gilipollas. Y unos amargaos. Eso es lo que sois los de izquierdas, unos gilipollas amargaos. Yo al menos me río de vez en cuando. Y, de vez en cuando, me como una gamba.

(Coge una gamba, la pela y se la come.)

¿Qué te parecen?

Y luego me he acordado que hay un libro de monólogos de Antonia San Juan que se titula Mujeres Ligeramente Maltratadas, pero he buscado en Google, y nada. O igual los Monólogos de la Vagina estos tampoco están mal u otro que es No seré feliz... pero tengo marido. Pero no está el texto por ninguna parte.

O si no... siempre podrías hacer aquel que decía... dote que multipliquete, pues tu cantidad invertite en navajas de Albacete... aunque era de hombre, ¿no?

Te dejo los dos monólogos en .pdf que estoy en un momento de inspiración, ¿vale? Lala.pdf y Petra.pdf.

Besicos...

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Quizá haya algún tesoro / muy dentro de mi entraña. / ¡Quién sabe si yo tengo / diamante en mi montaña / o tan sólo un pequeño pedazo de carbón! / Los árboles del bosque de mi isla / sois vosotros, mis versos.

Salen los niños alegres / de la escuela, / poniendo en el aire tibio / de abril canciones tiernas. / ¡Qué alegría tiene el hondo / silencio de la calleja! / Un silencio hecho pedazos / por risas de plata nueva.


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